Isabel Zapata y la poesía en digital

¿Cuál es tu postura respecto al copyright como escritora y por qué decidiste compartir tu trabajo para que se pudiera leer/descargar en línea?

Es una postura completamente abierta: como escritora, me late que mi trabajo esté al alcance de quien quiera leerlo, meterle mano y hacerlo suyo. En parte, eso se debe a que mi proceso creativo funciona un poco así: busco el contagio en mucho de lo que leo y traduzco. Tomo un montón de cosas prestadas no sólo de escritores y escritoras que me gustan, sino de artistas de otras disciplinas y de especialistas en otros campos (ahora que estoy escribiendo sobre animales, por ejemplo, disfruto mucho leer textos científicos o históricos sobre ellos). Ese diálogo me parece enriquecedor y no me molesta para nada que a algunos textos se le noten un poco las costuras.

Eso tiene mucho que ver con porqué decidí publicar un libro de poemas digital,«Las noches son así», que se puede leer y descargar en línea gratuitamente. La editorial que lo hizo se llama Broken English y su trabajo es todo digital y de libre distribución, lo cual ha sido para mí una experiencia muy distinta a otras que había tenido como escritora y como editora. He podido ser testigo de la manera en que se mueve este tipo de material en internet y del tipo de colaboraciones a las que da pie, muy frescas y enriquecedoras. Además, en el caso de la poesía creo que esto tiene especial sentido, porque se lee en pantalla muy cómodamente y se distribuye con facilidad: el libro se ha descargado y «visitado» (se puede leer como ePub o en la página de internet) un montón de veces más de las que se hubiera vendido un libro físico.

Y sobre el concepto de Creative Commons, ¿le ves deficiencias y dificultades para que se utilice esta modalidad en la difusión de la literatura?

Pues más que deficiencias, la dificultad está en que las grandes editoriales se resisten mucho todavía. Y se entiende, de cierto modo, porque su esquema está basado en el rendimiento comercial que pueda tener un libro y el CC le da al traste a eso. Es la misma razón por la que no publican géneros que no se venden tanto: dinero, dinero, dinero.

Por eso es tan importante que existan editoriales más pequeñas que, por decirlo de algún modo, cubran esos huecos y publiquen libros que no necesariamente respondan a estas lógica pero que no por eso tienen menos valor. Al contrario, muchas de esas propuestas son justamente de lo más chingón que se está haciendo en la actualidad.

¿Cuál sería tu apuesta respecto a la difusión del trabajo literario (escribir) pensando en que como trabajo profesional está precarizado pero entendiendo, de entenderse así, que la producción de conocimiento y artística no debe de responder a la lógica del mercado?

Claro, ésa es la gran contradicción: ¿cómo le hace alguien que quiere dedicarse a escribir de tiempo completo (y compartir lo que escribe fuera de los grandes consorcios editoriales) para pagar la renta? La verdad es que no lo sé. Yo, al menos, no conozco a nadie que lo haya logrado. Todos los escritores que conozco tienen otros trabajos: son editores, traductores, correctores, trabajan en agencias de publicidad, etc.

Sinceramente no sé cuál sea la solución a eso. Me gustaría decir que la producción de conocimiento y artística no debe de responder a la lógica del mercado, como dices, pero ¿será eso posible en el corto, mediano plazo?

¿Qué necesitamos? ¿Necesitamos leyes que regulen los derechos laborales de escritoras y escritores, necesitamos un cambio de paradigma respecto a cómo se concibe la literatura y su difusión?

Lo primero suena muy bien, pero supongo que veo más factible lo segundo: un cambio de paradigma. Creo que hay maneras de avanzar hacia allá y he sido testigo de unas cuantas a partir de mi trabajo editorial. Se me ocurre por ejemplo que una de ellas es esto de la «economía del regalo» (creo que le dicen también «economía del don») era la que los bienes se intercambian al margen de la lógica del mercado, es decir, se da sin esperar algo a cambio y se recibe sin que el pago tenga que hacerse necesariamente a la misma persona. Y eso también aplica con las ideas.

Quizá el cambio de paradigma empieza justo en la construcción de una comunidad en la que la reciprocidad tome un lugar más central que el beneficio meramente económico.

¿Cuál sería tu postura como escritora/editora respecto a la forma en que actualmente se vive (corporal e intelectualmente) la literatura escrita de manera independiente?

Uf, es una pregunta que da para muchísimo. Los años que llevamos con la editorial han sido quizá los más intensivos en términos de aprendizaje de mi vida profesional, y aún así sigo teniendo muchas más preguntas que respuestas.

Para empezar, ahora tengo muy clara la importancia del trabajo colaborativo en la labor de hacer libros. Se gana mucho cuando, en ese proceso, hay diálogo entre autores, editores, diseñadores, traductores, formadores. A veces eso alenta un poco los procesos, pero se gana muchísimo.

Otra cosa que he aprendido es que resulta mucho mejor, al momento de promocionar libros, intentar hacer eventos diferentes a las presentaciones tradicionales. Es importante, creo, buscar la manera de conectar con los lectores y entrar en diálogo con ellos de una manera mucho más horizontal de lo que se hace normalmente. No hay que olvidar el poder transformador de los libros y de los temas que viajan en ellos: como editores también tenemos una responsabilidad de atender temas que son relevantes para la comunidad en las que son publicados.

Creo que la literatura independiente, por llamarla de algún modo, sigue siendo un espacio de resistencia y hay que defenderlo como tal.

Isabel Zapata (Ciudad de México, 1984) estudió Ciencia Política en el ITAM y Filosofía en la New School for Social Research. Escribe, traduce y edita. En 2015 fundó Ediciones Antílope con cuatro amigos.

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